De corderillos de luces y las flores invasoras;
de nuestra agenda desbordada por sus cuatro lados.
Las banderas del álgebra del sueño;
aperturas de colores de tabernas…
de sus raíces del baile de tormentas,
a cada movimiento de un reino,
relámpago en fibra…
serpientes musicales de contienda.
Y nos guardan en pulso de tambores los tableros,
en perpetuas copas blancas de las chicas de humo
que tienen por horizonte la sed del faro.
miércoles, 12 de octubre de 2016
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