Con los ebrios conjuros de un druida,
florecen plantas revolucionarias.
Para noches guerreras visionarias.
Jugar un ajedrez y la bebida.
Profundo sueño de nuestra herida.
Los encuentros de almas solitarias.
Interiores florestas cavernarias.
Oscuras las sombras de nuestra vida.
Después salir a volar libremente.
Alucinados, medio encantados.
Medio perdidos en un mar de gente.
En la otra taberna encontrados.
Con amor y el corazón ardiente.
Reir calidamente acompañados.
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