viernes, 28 de octubre de 2016

Alma.

El alma, como el querer o la sabiduría, se ve por sus reflejos en las palabras y en los actos.

Quizá nuestros mundos interiores sean como el océano, y el cerebro solo un puerto.


Nuestro mejor refugio es  la conciencia con la que nos encontramos en los buenos actos.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Con ojos de plenitud.

Atrajeron en sus ojos de plenitud selvática,
encendidos neones del anhelo de multitudes…
Sombrean mis noches de fantasía
cada pintura alegre a la luz de su sonrisa;
a cada profundidad del teclado
en sus rasgos del paraíso más hermoso…
 por un aullido de conciencias en sus dedos;
 virtuosos de enredar las calles en sus jardines de  cuerdas;
deslumbrados mundillos que pasan por su pizarra de atardeceres;
 los oasis de verbena,
cada vez que te buscan,
burbujeando sus momentos,

entre los racimos dulces…

Los tableros sembrados.

Una secuencia de coloridos alientos,
  madrugadas que inspiran psicodelias en las cimas del pigmento;
  compasivos de floresta en los trapecios.
 Sus numeraciones  de emisoras de los trópicos utópicos.
Una contrarreloj de los espíritus de la arena.
 Los paisajes tallados de cada sentencia;
los virtuosos por las salas de relámpago .
El ajetreo de sus cabellos en nuestras cartas de aromas;
 en tableros sembrados de musicales destellos:
en los espacios de los limoneros…
poniendo a nuestros techos el pecho;
en nuestros paladares vigas de pan de amaneceres…
encendidos de cada querer en un reflejo de astros.
Derramados del consuelo de calles camufladas en sus licores grises.



miércoles, 12 de octubre de 2016

Cuadrilátero.

De corderillos de luces y las flores invasoras;

de nuestra agenda desbordada por sus cuatro lados.

Las banderas del álgebra del sueño;

aperturas de colores de tabernas…

de sus raíces del baile de tormentas,

a cada movimiento de un reino,

relámpago en fibra…

serpientes musicales de contienda.

Y nos guardan en pulso de tambores los tableros,

en perpetuas copas blancas de las chicas de humo

que tienen por horizonte la sed del faro.