La vida era un dolor,
y la princesita
tenía un dulce sueño,
engalanado de estrellas.
Esperaba la muchachita,
con la mirada ansiosa
y su carita rosa,
lo que a primera vista,
pareció ser otra cosa.
Ruborizose un instante,
y marchó...
entre fragancias de colores
y nubes de mariposas.
Quedó la huella de otra edad
y un vagabundo perro gris.